En el año 2010 el decursar cotidiano propició que, de forma inesperada, el reconocido cantautor cubano Descemer Bueno se fijara en el trabajo del joven orfebre artesanal religioso de la isla, Yank Benavente, y comenzó su interés por la incipiente obra que realizaba.
Poco a poco se fueron estrechando nexos entre ambos, y con el paso de los años, el internacionalmente reconocido músico pudo observar los avances de Benavente en su especialidad y decidió incluir piezas suyas en la joyería religiosa que usa de manera cotidiana.
De esta manera quedaron estrechamente ligadas dos manifestaciones artísticas y dos nombres, la música y la orfebrería artesanal religiosa y Descemer Bueno y Yank Benavente.